Dependemos de nuestros músculos, articulaciones y tendones en la vida diaria y para actividades deportivas. Sin embargo, a veces, es solo después de un movimiento inadecuado o una sobrecarga que apreciamos plenamente su función. Pero, ¿cómo se producen realmente los dolores musculares y otras lesiones? Y lo que es más importante, ¿cómo podemos evitar que se produzcan lesiones?
El ejercicio mantiene nuestro cuerpo sano y en forma. Pero como con la mayoría de las cosas, la cantidad adecuada importa. Estar demasiado tiempo sentado puede dañar nuestro sistema musculoesquelético, tanto como el entrenamiento excesivo. Un paso en falso, un momento de descuido o ambición excesiva pueden representar un peligro para los músculos, las articulaciones y los tendones.
Sabemos por experiencia propia lo desagradable que puede ser el dolor muscular. Si estas condiciones son agudas o recurrentes, siguen siendo un problema comparativamente inofensivo.
Varios deportes de equipo, como el fútbol, tienen su propio potencial de riesgo. Lo mismo ocurre con los deportes que implican movimientos explosivos, como el tenis y el pádel. Los deportes con patrones de movimiento uniformes, como el ciclismo, el patinaje o el trote, también pueden provocar fácilmente una sobrecarga.
A pesar de ello, la solución no es evitar el deporte, porque un estilo de vida activo es la condición previa más importante para evitar los trastornos musculoesqueléticos.
Ya sea en los desplazamientos, en la oficina o en el sofá por la noche, muchas personas pasan la mayor parte del día sentadas. Si esto no se equilibra con un tiempo de ocio activo, los problemas de espalda son inevitables. Sin embargo, incluso cuando trabajamos en el jardín o hacemos mejoras en el hogar, nuestro sistema musculoesquelético puede verse afectado. Una posición encorvada, arrodillarse durante largos períodos o levantar objetos de forma incorrecta puede implicar tensión con frecuencia y puede provocar lesiones.
Existen varias causas de trastornos musculoesqueléticos. Generalmente se dividen en dos categorías. Si los trastornos se producen sin una influencia externa, se denominan causas endógenas. Por el contrario, las causas exógenas pueden atribuirse a influencias externas.
Primero, la buena noticia: nuestro cuerpo tiene una enorme capacidad para regenerar músculos, articulaciones y tendones por sí mismo. Para que este proceso natural se desarrolle de la mejor manera posible, es necesario reaccionar rápidamente en caso de trastornos. El cuerpo también puede recibir un apoyo dirigido durante la regeneración; los trastornos pueden prevenirse mediante una respuesta bien coordinada.
Seguir las llamadas reglas RICE ha demostrado ser exitoso para los trastornos musculares y articulares agudos.
Enfriar la parte del cuerpo afectada es aconsejable para los trastornos agudos. Por el contrario, el calor puede ayudar en casos de tensión o trastornos que se repiten con frecuencia.
Una dieta rica en ácidos grasos omega-3 puede ayudar a mantener los procesos inflamatorios bajo control. En las semillas de lino y los pescados grasos, como el salmón, se encuentran cantidades particularmente altas de omega-3. Además, para prevenir el deterioro muscular, es importante ingerir suficientes proteínas.
Además de una dieta sana y equilibrada, existen otras opciones para apoyar al cuerpo de forma natural durante su recuperación. Por ejemplo, existen medicamentos tópicos con ingredientes naturales, como Traumeel®, para este fin.
Las molestias o trastornos que duran varios días o más, siempre deben ser revisados por un médico. Por lo general, examinarán la región del cuerpo afectada a través de la palpación o métodos de diagnóstico por imágenes, como la resonancia magnética (RM), para descartar lesiones graves.
Dependiendo del diagnóstico, el apoyo de un fisioterapeuta puede ser útil. Pueden ayudar a corregir la mala postura y proporcionar entrenamiento basado en patrones de movimiento saludables. La fisioterapia también puede ayudar a aliviar las molestias y prevenir problemas futuros.
Para recuperarse adecuadamente, el cuerpo necesita tiempo y descanso adecuados. Los trastornos musculoesqueléticos exigen un regreso lento y cuidadoso a la actividad física. Los problemas recurrentes pueden prevenirse mediante el entrenamiento especializado de los músculos del tronco, los brazos y las piernas de manera dirigida. Esto proporciona estabilización para las articulaciones y alivio para los tendones y ligamentos.
Además, independientemente del tipo de deporte, es recomendable un calentamiento completo para llevar el cuerpo a una temperatura de trabajo y preparar el sistema musculoesquelético para el estrés que se avecina. Si las molestias o los trastornos articulares se repiten con frecuencia, se recomiendan actividades que sean suaves para las articulaciones, como yoga, pilates o natación.
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