Las alergias son una respuesta exagerada del sistema inmune frente un agente externo, denominado en términos clínicos como antígeno, aunque para la población general este elemento externo se conoce como alérgeno.
Es frecuente que llegado septiembre y la primavera, las alergias estacionales aumenten debido a la alta circulación de polen en el aire.
La alergia se produce generalmente en personas que presentan un componente genético y son gatilladas por algunos factores ambientales. Los síntomas suelen aparecer cuando los niveles de antígenos sobrepasan el nivel de tolerancia individual de cada persona. Por esto resulta frecuente que llegado septiembre y la primavera, las alergias estacionales aumenten debido a la alta circulación de polen en el aire, un alérgeno frecuente para una parte importante de la población. Los síntomas característicos de la rinitis alérgica son congestión, prurito nasal, estornudos y rinorrea (exceso de secreción nasal). Debido a que en estos casos existe una reacción inflamatoria en la mucosa nasal, se puede ver comprometida la conjuntiva ocular, los senos paranasales, la faringe, laringe y los oídos.
Dependiendo de la zona afectada, las alergias pueden manifestarse de distintas formas, como:
Rinitis alérgica, Asma bronquial, Otitis alérgica, Alergia ocular.
Alergias alimentarias
Dermatitis atópica, Urticaria, Dermatitis de contacto.
Una gran mayoría de las personas que se ven afectadas por alergias estacionales manifiestan síntomas leves o moderados, que si bien son molestos, pueden ser tolerables. En otras personas, la alergia puede desarrollarse de manera más persistente y también más seria, alterando la calidad de vida. En estos casos, incluso, se puede dar paso a infecciones virales respiratorias a repetición y, potencialmente, generar cuadros de sinusitis, bronquitis o neumonía. Por esta razón, es importante estar atento a los síntomas y a su extensión, de manera de consultar al médico cuando el problema se hace persistente.
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